«Todo poder, toda autoridad, residen en la mano del Rey y no puede haber en el reino otros que los que él establece [...]. Todo lo que se encuentra en la extensión de nuestros estados, de cualquier naturaleza que sea, Nos pertenece [...] La voluntad de Dios que concedió que haya nacido súbdito obedezca ciegamente [...]. Es preciso ponerlo de acuerdo en que, por muy injusto que pueda ser su príncipe, la rebelión de sus súbditos es siempre criminal [...]» Pero este poder ilimitado sobre los súbditos no debe servir sino para trabajar más eficazmente por su felicidad».
Luis XIV, Memorias.
El texto anterior hace referencia a un modelo político desarrollado en Europa entre los siglos XVI y XVIII el cual: