Abel es un adolescente de 13 años, de padres separados. Vive con su madre, una vendedora ambulante que trabaja 12 horas diarias, y ve a su padre algunos días del mes. La mayor parte de su horario cotidiano, Abel se dedica a estudiar, hace tareas, ve televisión, utiliza el internet, cena y descansa. Cuando su mamá llega a casa, él quiere conversar, pero ella le manifiesta estar cansada y que después lo harán, pero nunca es así.
En relación con este caso, se deduce que Abel vive en una familia de tipo y estilo de crianza: