Nada distinto de Dios puede ser fin suyo, pero, en cambio Él es fin de todo lo creado y lo es por esencia, puesto que por ella es bueno, y el fin tiene razón de bien.

En nosotros, la voluntad pertenece a la parte apetitiva. Pero si bien tiene nombre de apetito, no se limita a un apetecer lo que no tiene, sino que ama lo que tiene y en ello se complace. Pues en cuanto a esto ponemos voluntad en Dios, que posee siempre el bien, que constituye su objeto, bien que, esencialmente no es otra distinta de Él mismo.

La voluntad cuyo objeto sea el bien que está fuera de ella necesita de otro que se mueva, pero el objeto de la voluntad divina es su propia bondad, idéntica a su esencia, síguese que llamando movimiento a los actos de entender y querer, no es movido por algo distinto de Él, sino exclusivamente por sí mismo; y por este sentido dijo Platón que el primer motor se mueve a sí mismo.

¿Qué se desecha en la lectura, podríamos decir que lo diferencia a Dios?