La ciencia económica ha ido emborronando conceptualmente dos términos, heredados del griego, que Aristóteles distinguía con precisión: “economía” y “crematística”. Para Aristóteles, la “economía” es el arte de administrar bien los bienes de la casa, mientras que la “crematística” se ocupaba tan solo de una parte de esos bienes: los que podían comprarse y venderse. Si en la definición aristotélica de economía sustituyéramos el término “casa” por “planeta”, obtendríamos una buena definición de la moderna economía ecológica. Forzar la valoración en unidades monetarias de los llamados bienes intangibles, para acabar gestionando todo tipo de valores desde la lógica de mercado, suele conducir a cometer graves errores. No todos los bienes son ni deben ser mercantilizables, particularmente, en lo que se refiere a bienes ambientales.
¿Cuál de los siguientes enunciados resulta incompatible con lo afirmado en el texto?