Los indios adoptaron el mismo lenguaje que los colonizadores españoles para distinguir entre cristianos, aquellos que habían sido bautizados y seguían las prácticas litúrgicas católicas, y “gentiles”, aquellos que vivían fuera de la misión. Esta distinción de identidades religiosas, sellada por el sacramento del bautizo, era capital para el diálogo que los indios eran obligados a mantener con las autoridades coloniales, y fue su mejor defensa contra la esclavitud o el servicio arbitrario en las encomiendas. La distinción entre cristianos y “gentiles” fue internalizada en el tratamiento diferencial que los indios se daban entre sí al interior de los pueblos de misión y entre los asentamientos misionales de diferentes provincias o distritos. Una de las características de los gentiles es que