Dios es para el hombre lo que son los colores para el ciego de nacimiento; lo es imposible imaginarlos. Sin embargo, diréis, esos colores existen, aunque el ciego no pueda figurárselos. Es falta de un sentido, no inexistencia de una cosa. Así, si el hombre no comprende a Dios es falta del hombre y no falta de existencia de este ser. El hombre según el texto: