I. Tengo por costumbre trasladar, en mi biblioteca, los libros que leo a una zona de fácil acceso. II. Esta costumbre añeja genera una especie de movimiento continuo en la mesa de libros. III. De manera lenta, desplazo un montón de libros de un estante a otro. IV. Luego de desplazarme, aprovecho para cavilar y recordar mis vivencias. V. Cuando realizo estos corrimientos, encuentro algunos libros olvidados.