La investigación científica no es errática, sino planeada. Los investigadores no tantean en la oscuridad: saben lo que buscan y cómo encontrarlo. El planeamiento de la investigación no excluye el azar; solo que hace un lugar a los acontecimientos imprevistos para aprovechar la interferencia del azar y la novedad inesperada. Más aún, a veces el investigador produce el azar deliberadamente. Por ejemplo, para asegurar la uniformidad de una muestra, y para impedir una preferencia inconsciente en la elección de sus miembros, a menudo se emplea la técnica de la casualización, en que la decisión acerca de los individuos que han de formar parte de ciertos grupos se deja librada a una moneda o a algún otro dispositivo. De esta manera, el investigador pone el azar al servicio del orden: en lo cual no hay paradoja, porque el acaso opera al nivel de los individuos, a la par que el orden opera en el grupo con totalidad.
Bunge, M. (2001). La ciencia, su método y filosofía. Ariel
De acuerdo con la cita anterior, podemos inferir que la ciencia es, principalmente,