«Adams y Le Verrier descubrieron el planeta Neptuno, procediendo de una manera que es típica de la ciencia moderna, Sin embargo, no ejecutaron un solo experimento: ni siquiera partieron de "hechos sólidos”. En efecto, el problema que se plantearon fue el de explicar ciertas irregularidades halladas en el movimiento de los planetas exteriores (a la Tierra), pero estas irregularidades no eran fenómenos observables: consistian en discrepancias entre órbitas observadas y calculadas. El hecho que debian explicar no era un conjunto de datos de los sentidos, sino un conflcto entre datos empiricos y consecuencias deducidas de los principios de la mecánica celeste».
Bunge, M.(1972), La ciencia, su método y su fiosofía. Siglo XX.
Del párrafo anterior se infiere que