«Eso es distinto —respondió Alberto—, el que sigue los impulsos de una pasión, pierde la facultad de reflexionar, y se le mira como a un ebrio o un demente». «¡Oh, hombres de juicio! —exclamé sonriéndome—. ¡Pasión! ¡Embriaguez! ¡Demencia! ¡Todo esto es letra muerta para vosotros, impasibles, moralistas!». De acuerdo al texto citado de Las cuitas del joven Werther, de Goethe,