(I) Hasta los más célebres literatos son presos de sus palabras, y algunos, además, son hasta víctimas de ellas. (II) En el caso del Francés Albert Camus, Nobel de Literatura de 1957, que por karma o mala suerte murió de la forma más absurda, según sus propias palabras. (III) Camus, al escuchar la noticia de que el ciclista Fausto Coppi había muerto en un accidente de tráfico, declaró que no conocía una manera más idiota de morir. (IV) Coppi fue campeón del mundo de Ciclismo en Ruta en 1953, estableciendo el récord mundial cinco años antes. (V) Días más tarde Camus irónicamente fallecía de esta misma forma.